El sentido con que Mónica Gameros se declara “anarkista” es de quien quiere que su voz se oiga, que la sordidez del poder no la acalle, que el sol la acaricie y proyecte su sombra en la tierra, que sig-ni-fi-que, esa condición básica de la escritura crítica para borrar la in-significancia de las jerarquías del sistema. Es la voz del ángel caído que se alza cuando México se desangra.
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